lunes, 2 de marzo de 2015

Menos que un café

1.11€, es lo que vale los confines en formato kindle. La editorial ha decidido ponerlo a precio de saldo sin avisar ni contar con un servidor.
En resumen, por menos de lo que vale un café, tienen el libro, incluso se pueden leer casi 4 capítulos gratis desde la página de Amazon, pulsando en el icono, donde pone "Echa un vistazo".

miércoles, 13 de febrero de 2013

Me quedan 30 libros

Servidumbres de publicar con una editorial pequeña: el editor me deja en depósito los restos de la primera edición para que los coloque, y, hasta que no lo haga, no sale la segunda en tiendas convencionales (Casa del Libro y Corte Inglés).
El caso es que, después de que todos mis  familiares amigos y conocidos tengan un ejemplar dedicado, aún me quedan 30 libros para liquidar la primera edición, así que, si alguien desea adquirir un ejemplar, dedicado o no, se lo envío por correo. Basta con que me envía un mensaje al correo que aparece en mi perfil.

viernes, 18 de enero de 2013

El paradigma del tasador de embudos


No es infrecuente que los escritores discutan sobre cómo debe ser el final de una obra, en particular si ésta es de intriga. Algunos afirman que la resolución de la trama debe explicarse de forma sistemática y exhaustiva. Un servidor disiente por completo de este parecer, y las obras que siguen esta praxis le recuerdan a esos malos contadores de chistes que, ante la carencia de carcajadas de su público, se empeñan en explicar por activa y por pasiva la gracia del mismo una vez concluido. Siempre he preferido proporcionar al lector todas las piezas precisas, pero que sea él quien acabe armando el rompecabezas.
Todo esto viene al cuento de que algunos lectores me han transmitido sus dudas respecto al final de Los confines de la noche, e incluso otros han errado en su interpretación de extremo a extremo. No es la primera vez que algo así me ocurre: que algo, que a mis ojos posee una claridad meridiana, no sea entendido más que por un servidor
Hace muchos años, antes de que descubriera el vicio de emborronar folios, más por compromiso que porque me apeteciera o poseyera la más ínfima noción sobre el tema, a un servidor poco menos que le obligaron a convertirse en uno de los socios fundadores de una asociación de heráldica y genealogía. La primera actividad de la citada debía ser la publicación de un boletín, para el que los socios debían colaborar con sus trabajos.
Expuesta mi proverbial ignorancia al respecto, no me quedaba otra salida que escribir una historieta, ni siquiera me atrevería a calificarla como relato, sobre el tema. Versaba sobre un tipo redicho, sabidillo y con ínfulas de erudito, que se autocalificaba como historiador, heraldista y tasador de embudos. El citado adquiría en un mercadillo un escudo, y, al examinarlo en casa, descubría una leyenda en el dorso: ENCIMADETINAJAPAN, escrito sin espacios al modo de las inscripciones medievales, que, rápidamente y a pesar de no tener la menor idea al respecto (como suele ocurrir en estos casos), atribuyó al origen zamorano del dueño del escudo (por las comarcas de tierra de pan y tierra de vino). No obstante, se percata de que algunas de las letras, en lugar de grabadas, están pintadas con purpurina, en concreto las siguientes: ENCITA.
El caso es que le di a leer mi colaboración  a los otros cuatro socios fundadores, todos ellos tipos cultos y sesudos, y ninguno descubrió la gracia del mismo y que a mí se me antojaba tan evidente: eliminando las letras pintadas, la leyenda resultante era: MADE IN JAPAN. Y no sólo no fue entendido el chascarrillo, sino que el tono jocoso del relato fue interpretado por el único socio que sabía algo de heráldica como una burla personal contra su persona, y la asociación se disolvió en ese mismo instante.
Es por esto que, cuando escribo algo que me parece trivial y obvio y no es entendido por los lectores, lo denomino el paradigma del tasador de embudos.

PD: confiaba en que esta página se convirtiera en el centro de debates sobre la novela, pero mis lectores parecen recelosos al respecto. Anímense, que es gratis.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Representación (presentación 2.0)


El 29 de diciembre, a las 12.00 presentaré mi novela en el club 88 torreones de Ávila.
La entrada será libre hasta completar el aforo.

(He tenido que aplazar la fecha una semana por mi operación de rodilla)

lunes, 15 de octubre de 2012

Un aperitivo

A cala y a prueba, como los melones, aquí dejo un fragmento, el par de párrafos que abren la novela y que sirven para hacerse una idea de lo que se va a comprar (o no). Aquí se presentan las dos mujeres entre las que se debate el protagonista como una pieza de caza entre las fauces de dos leonas.

Hay silencios estruendosos. Cuando me quedé mudo en respuesta al airado "¿Y tú no tienes nada que decir?" de Silvia, las palabras que fui incapaz de liberar resonaron como gritos delatores que proclamasen mi cobarde infamia. El silencio de Silvia, que respondió al mío, restalló en mi conciencia como esos insultos que no acudieron a su lengua o no se atrevió a arrojarme. Hubiera sido demasiado esperar de mí una palabra de apoyo, si bien al menos tendría que haber ofrecido algo más que ese silencio deshonroso y esa forma culpable de apartar la mirada. Elena asistía a la escena satisfecha; sus ojos fríos, casi de reptil, me contemplaban igual que una víbora puede deleitarse con el espectáculo del ratón que ya ha sido mordido y se debate en sus últimos estertores, pero es incapaz de huir, inmovilizado por la ponzoña. De cuando en cuando, inspiraba  una nueva calada del cigarrillo y expulsaba el humo con calculada lentitud, formando una nube que desvanecía su rostro hasta hacerlo semejar una aparición de pesadilla o la imagen de un ídolo tras la cortina de incienso.

También hay mentiras sinceras. Cuando Elena Miró me preguntó si estaba dispuesto a todo con tal de triunfar en la literatura y asentí sin pestañear, supuse que se refería a cualquier pequeña infamia que imaginaba sería capaz de sugerir una agente literaria sin escrúpulos: prostituir mi estilo, plagiar el último gran éxito comercial o robarle la idea a un aspirante meritorio. De ningún modo, podía sospechar la ausencia total de moral de esa deletérea mujer que me iba a atrapar en su círculo de iniquidad y depravación, ni que iba a ser arrastrado por su perversa voluntad como una hoja seca en medio de un vendaval.